google-site-verification=8afsmaPk8Zz40YbldogEITBCAgMA7oYk9MJRpOpZVRs EL ORIGEN DEL EGO Y LA AYAHUASCA
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LA AYAHUASCA Y EL ORIGEN DEL EGO

Actualizado: 5 feb 2020


LA AYAHUASCA Y EL ORIGEN DEL EGO


Para el Chamanismo, (el chamanismo es la forma de espiritualidad más antigua de hecho prehistórica y se basa en el respeto a la naturaleza y el uso de planteas enteógenas, a esta filosofía pertenece la ayahuasca) la mayor parte nuestro proceso de pensamiento es involuntario, automático y repetitivo. Estrictamente hablando, no pensamos: el pensamiento es algo que nos sucede.

Cuando decimos "yo pienso", está implícita la voluntad. Implica que podemos escoger qué pensar. Sin embargo, en la mayoría de los casos no sucede así. La digestión sucede, la circulación sucede, el pensamiento sucede. Es decir, los estímulos externos o internos activan las arborescencias semánticas pre-programadas previamente en el sistema racional, pre-configurado en modo Estímulo-Reacción.

Desde el punto de vista de chamanismo, la mente tiene vida propia. La mayoría de las personas están a merced de esa voz, lo cual quiere decir que están poseídas por el pensamiento, por la mente. Y puesto que la mente está condicionada por el pasado, empuja a la persona a revivir el pasado una y otra vez. En Oriente utilizan la palabra karma para describir este fenómeno.

No podemos saber eso cuándo estamos identificados con esa voz. Si lo supiéramos, dejaríamos de estar poseídos, porque la posesión ocurre cuando confundimos a la entidad poseedora con nosotros mismos, es decir, cuando nos convertimos en ella.

Durante miles de años, la humanidad se ha dejado poseer cada vez más de la mente, sin poder reconocer que esa entidad poseedora no es nuestro Ser.


En la mayor parte, nuestro proceso de pensamiento es involuntario, automático y repetitivo.

LA DISPERSIÓN ATENCIONAL: ORIGEN DEL EGO Fue a través de la identificación completa con la mente que surgió un falso sentido de identidad: el ego. La densidad del ego depende de nuestro grado de identificación con la mente (el pensamiento).


Es decir, el ego es un constructo mental, una Falsa Personalidad anacrónica y por lo tanto disfuncional basada en lo que hemos vivido en el pasado y en las cosas materiales que hemos tenido, un autoconcepto generalmente de carencia y acompañado por la queja y la insatisfacción que generan estados de ánimo negativos y que nos conducen hacia los Alteradores del Estado de Ánimo (adicciones a sustancias, personas, conductas etc.). De la misma manera el Ser, es decir la verdadera personalidad, surge del momento presente a través del contacto deliberado con nuestra energía vital, generando espontaneidad y buen humor, naturalidad.


El pensamiento es apenas un aspecto minúsculo de la totalidad de la conciencia, la totalidad de lo que somos. El grado de identificación con la mente varía de persona a persona. Algunas personas disfrutan de períodos de libertad de la subordinación de la mente, por cortos que sean, y la paz, la alegría y el gusto por la vida que experimentan en esos momentos hacen que valga la pena vivir. Son también los momentos en los cuales afloran la creatividad, el amor y la compasión.


Otras personas permanecen atrapadas en el estado del ego. Viven separadas de sí mismas, de los demás, y del mundo que las rodea. Reflejan la tensión en su rostro, en su ceño fruncido, o en la expresión ausente o fija de su mirada. El pensamiento absorbe la mayor parte de su atención, de tal manera que no ven ni escuchan realmente a los demás. No están presentes en ninguna situación porque su atención está en el pasado o en el futuro, los cuales existen sólo en la mente como formas de pensamiento. O se relacionan con los demás a través de algún tipo de personaje al cual representan, de manera que no son ellas mismas.


El ego es un constructo mental, una Falsa Personalidad anacrónica y por lo tanto disfuncional.

La mayoría de las personas viven ajenas a su esencia, algunas hasta tal punto que casi todo el mundo reconoce la "falsedad" de sus comportamientos y sus interacciones, salvo quienes son igualmente falsos y los que están alienados de lo que realmente son.

La sesión con Ayahuasca nos ayuda a descargar el subconsciente y a cobrar la distancia crítica necesaria para darnos cuenta de que no somos nuestra mente. Después de la sesión disminuye notablemente el parloteo mental junto a los sentimientos compulsivos que ella genera y sentimos un estado de profunda paz interior donde podemos ver claramente la discrepancia entre el Ser y el Ego, entre la Falsa Personalidad con sus jactancias y sufrimiento autoinfligido y la Verdadera Personalidad con toda su profundidad.

Durante, y días después de la sesión con Ayahuasca la voz de la cabeza baja su volúmen y podemos cobrar elección entre seguirla y no hacerlo. Al transcurrir de los días nos damos cuenta de que el contacto con el principio de realidad intenta jalarnos hacia la dispersión atencional.


Es importante aclarar que aunque lograra hacerlo no regresaríamos al mismo estado de sumisión al pensamiento del que estábamos antes de la ceremonia. Sin embargo podemos ayudar mucho a que esto no suceda si comenzamos ejercicios de Atención Plena tales domo Mindfulness o Anapana Satti o Vipassana del budismo Tibetano.

Meditaciones que están enfocadas a sostener la Consciencia Plena y evitar volver ser atrapados otra vez por la polvareda de la Dispersión Atencional.

Es por ello que se dice que la toma de Ayahuasca es apenas el inicio de un proceso. El proceso del fin del imperio de la mente y el inicio de escuchar cada vez más nuestro corazón. Pronto nos damos cuenta de que cuando cultivamos este estado de Presencia nos conectamos con una Presencia mayor, con una inteligencia que trasciende las fronteras del Ego y nuestra vida se va sincronizando de tal manera que fluimos con naturalidad, aún ante situaciones que antes considerábamos difíciles. Entonces empezamos a vivir que lo de afuera es parte de nosotros mismos y dejamos de pedirle a la vida que nos dé, para empezar a dar, en un círculo virtuoso donde crece la gratitud por la plenitud creciente.

Por ello la dieta post-ayahuasca no sería una dieta de alimentos, sino de pensamientos al incluir prácticas de atención plena, mismas que implementaban los antiguos chamanes, quienes les llamaban simplemente: "respirar" o "sentarse a no querer nada".


Y aunque la recaída a la dispersión pueda ser parte del proceso a veces, ganamos, porque ahora hemos experimentado que existe otro estado de consciencia donde se vive con mayor plenitud, aprendemos que el dolor es parte de la vida, pero el sufrimiento es psicológico y procede de la queja y el parloteo mental al revivir una y otra vez las culpas y los rencores. Por increíble que le parezca a quién no lo ha probado aún, con cada vez que nos sentamos a practicar la atención plena, vamos aprendiendo poco a poco a crear nuestra paz interior de manera deliberada, y sabemos que para salir de la recaída y con ello del sufrimiento, basta con reorganizarnos lo más rápidamente posible para volver a nuestro centro, al volver a cultivar nuestra atención para recuperar nuestra Paz Interior.

"Crear nuestra paz interna no sólo es posible, es indispensable" Saludos desde Bogotá! Mainrad Cortés.

Psicoterapeuta clínico

Especialista en adicciones

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