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La Ayahuasca abre la percepción a la realidad detrás de la realidad


La Ayahuasca no es un alucinógeno, sino que abre la percepción a una dimensión diferente de la realidad, en cierta forma incontrolable. Su uso se está extendiendo, tanto en psicoterapia como en el cultivo del mundo interior. Así consigue unir dos tradiciones habitualmente separadas: la psicodélica occidental y la indígena chamánica. Es la tesis del último libro del antropólogo Josep María Fericgla.

Una de las cuatro vías del ser humano para el retorno a la unidad edénica del principio de todo es el uso de sustancias modificadoras del estado de consciencia.

Josep Mª Fericgla, doctor en antropología cultural y etnopsicólogo, especialista en chamanismos y experiencias extáticas nos presenta su libro “Ayahuasca, la realidad detrás de la realidad” Editorial Kairós, Barcelona, 2018.

El libro se nos presenta dividido en dos partes; la primera no es novedosa, aunque sí muy útil, puesto que recoge artículos y conferencias del autor referidos a la situación de la ayahuasca en Occidente. Sí es nueva aportación la segunda parte, en la que se describe la aplicación y formas de uso de la ayahuasca en psicoterapia y en el cultivo del mundo interno. Constata el autor la asombrosa expansión de la ayahuasca en Occidente por la creciente necesidad de una experiencia trascendente; a lo que abunda el hecho de que, en un mundo que ofrece permanente distracción y promesas de felicidad, la soledad es un fenómeno habitual que lleva a muchos a quitarse la vida ante esa angustia existencial.

Es un libro que resultará de utilidad a psicoterapeutas, pero también a quienes sin serlo, pretenden iluminar sus sombras y hermanarse con el resto de humanos conscientes de su propio ser. Y el autor no escribe de oídas, sino de su propia experiencia en el uso de esta mixtura que le ha servido para tomar decisiones importantes, reencontrar el sentido de su vida y hacerse responsable y consciente de ella.

Perspectiva antropológica

Jonathan Ott prologa el libro, del que dice: “Tenemos delante, libremente sazonado con sabrosas digresiones teóricas e históricas, un manual práctico sobre el empleo de la ayahuasca. El libro reúne una perspectiva antropológica […] con un punto de vista humanista, moderno y utilitario: particularmente con una visión clínico-pedagógica respecto a la utilización de la ayahuasca como coadyuvante o herramienta psicoterapéutica”. Y nos adelanta algo importante que encontraremos en posteriores páginas: que la ayahuasca en ningún sentido es un alucinógeno, sino todo lo contrario: nos proporciona una visión más fiel de la substancia, como energía más que como materia.

Con muy buen criterio, Fericgla arranca su exposición explicando los efectos de la ayahuasca en personas que no la han tomado nunca. Lo primero que hay que decir es que, cuando se habla de ayahuasca, no se habla de un solo elemento, sino que este vocablo es un genérico como puede serlo “vino”; luego hay variedades: blanco, tinto, rosado, reserva, … Después, comentar que, en términos occidentales, se trata de una decocción psicoactiva visionaria, no alucinógena, de utilidad en ciertos tratamientos terapéuticos y de autoconocimiento. Por lo tanto, no se puede comparar sus efectos con los de sustancias psicoactivas de uso lúdico. Con ella, con la ayahuasca, se despiertan los circuitos y mecanismos biológicos que permiten crear nuevas conexiones en nuestro cerebro, en especial, en el hipocampo.

Para poder apreciar por completo el efecto de la ayahuasca es preciso un proceso previo de aprendizaje, porque se manifiesta de diferentes maneras en quienes la toman, algo que, inicialmente, puede desorientar. También puede depender de los vegetales y variedades que se usen para preparar la mezcla. Lo que sí queda claro es que la ayahuasca abre la percepción a una dimensión diferente, en cierta forma incontrolable.

Profundizando en el tema, el autor explica que prefiere la expresión “cultivo del mundo interno” a “desarrollo personal”. El cultivo implica una postura activa que lleva a una cierta intimidad entre el cultivador y lo cultivado, mientras que el desarrollo puede ser un proceso pasivo e impersonal. Dicho esto, en su práctica de psicoterapeuta a lo largo de más de dos décadas, hace uso de un protocolo en el que la psicoterapia figura en primer lugar: solo cuando se está equilibrado se puede elevar el tono de la búsqueda y esforzarse para cultivar el mundo interno; superada esta primera fase es cuando se está en condiciones de cultivar la espiritualidad.

¿La puede tomar todo el mundo?

Ante la ausencia de normas reguladoras sobre el particular, Josep María Fericgla propone que la clave fundamental para reconocer a un potencial buen guía de sesiones de consumo de la mixtura es su integridad, calidad humana y conocimiento. El autor ofrece un somero resumen de esas condiciones mínimas exigibles a un buen guía.

Puede ocurrir que, al tomar la mixtura, alguien haya sufrido una mala experiencia. Ante esto, el autor nos propone tres factores a tener en cuenta por quien se decida a consumirla: el primer factor es la propia ayahuasca, la cantidad, la calidad o el tipo que se toma. Un segundo factor es el contexto en el que se consume: símbolos ambientales, música, entorno, etc. Y, por último, el tercer factor es el propio sujeto: cómo se siente emocionalmente, creencias espirituales, sensibilidad, madurez, expectativas… La toma de la mixtura ha de tener una preparación previa de muy variable duración, tanto en aspectos corporales como psicológicos y mentales, de los que Fericgla enuncia algunos en su obra.

Ayahuasca y psicoterapia

Más técnica es la segunda parte del libro, dedicada a la ayahuasca y la psicoterapia. Comienza resumiendo los efectos de la mixtura amazónica en las diferentes zonas operacionales del cerebro hasta donde se sabe hoy día según las últimas investigaciones, pasando luego a exponer cómo actúa a nivel molecular, “toda una interesante novela de persecuciones microscópicas”.

También hay un apartado dedicado al uso de la ayahuasca en psicoterapia, tema del que se han adelantado varios aspectos en el texto precedente. Tanto en el mundo amazónico como en el occidental, el uso de la mixtura busca un mismo objetivo: curar; pero el procedimiento es completamente distinto. En nuestro mundo, el paciente que acude al psicoterapeuta rara vez lo hace buscando un espacio o un método de realización de sus potenciales en un sentido espiritual o existencial, a pesar de que este es el núcleo del problema, ya que la experiencia de lo numinoso es lo más anhelado por la humanidad.

El uso de la ayahuasca como recurso psicoterapéutico exige un nuevo paradigma en la concepción convencional del ser humano, debe ser un paradigma más cercano a la filosofía y a la espiritualidad prácticas que a la psicología académica. No se trata de crear una nueva cosmovisión, sino de acercar a una formulación actual del paradigma que abre una ventana a la eternidad y a la experiencia de lo Absoluto. En definitiva, se trata de incluir la búsqueda consciente y útil del Ser entre los objetivos terapéuticos de la mixtura.

También el autor nos brinda una explicación de los tipos de psicótropos, que reúne en tres: Los empatógenos o contactógenos, los eliminadores del ego y, por último, los traspasadores del ego, grupo este en el que incluye a la ayahuasca y en el que, sin diluir los límites del ego, permite conectar conscientemente con el Ser interno, sin que desaparezca la sensación de identidad; bajo el efecto de la ayahuasca, no se distorsiona ni la percepción del tiempo ni la del espacio ni de la propia identidad. Entiende que bajo el efecto de la ayahuasca se genera un campo electromagnético de baja frecuencia que puede llegar a influir en la cristalización de las proteínas, algo a lo que se refiere al explicar los experimentos, aún incompletos, que ha llevado a cabo.

Aplicación terapéutica

Para culminar la obra, Josep M.ª Fericgla ofrece un capítulo dedicado a la aplicación terapéutica de la ayahuasca, en el que, tras dibujar la neurosis generalizada que padece esta sociedad en que vivimos y explicar cómo, en la actualidad, se habla más bien de trastornos, nos describe cómo llegan a producirse: en un momento dado, generalmente en la infancia, a causa de diferentes motivos, se llega a un momento en que se desconecta de la realidad, a fin de obviar el dolor que nos produce esa experiencia traumática; es en esa desconexión donde se localiza el origen de nuestras neurosis o nuestros trastornos.

En este sentido, el efecto integrador de la mixtura puede ayudar extraordinariamente a lograr revivir ese instante de la desconexión, volviendo a establecer líneas de unión entre la conciencia y el inconsciente. Distingue tres niveles en los que se dan fenómenos de integración, que no son mutuamente excluyentes: el individual, el grupal y con el entorno natural, y el autor desarrolla cada uno de ellos.

Espiritual y terapéutico

Nos encontramos ante un libro que nos ofrece una visión amplia sobre el consumo de aquellos productos que se conocen con el nombre genérico de ayahuasca. Nos presenta una especie de aparente doble finalidad en el uso de la mixtura: de un lado, aquella que pretende entrar en contacto con lo numinoso, con el Ser, con el Absoluto, mediante los estados ampliados de consciencia; de otro, su uso en la solución de los diferentes trastornos a los que se enfrentan la psicología y la psiquiatría modernas.

Con lo que nos hallamos ante una obra que aclara conceptos y es de gran utilidad para los interesados en el amplio campo de la espiritualidad y que, por otro lado, constituye una útil guía para los profesionales del mundo de la psicoterapia. En el primer caso, el lector puede encontrar un excelente complemento a lecturas tales como la vía chamánica que propone Joan Prat, en su obra recientemente comentada, La nostalgia de los orígenes, de esta misma firma editorial.

Desde luego, no parece un libro que pueda pasar sin polémica, sobre todo en lo que concierne a la conexión con lo espiritual, lo numinoso, a partir de unos efectos físicos producidos en el cerebro por el consumo de un enteógeno. También por la atribución de manera especial al cristianismo de estar en el origen de muchas de las disfunciones que atosigan hoy a nuestra sociedad.

En cualquier caso, la postura del autor es perfectamente defendible y perfectamente argumentada, lo que le confiere un valor significativo en cualquier debate que se pueda producir: su experiencia personal y profesional, sólidamente apoyada por un robusto curriculum académico, aparte de su claridad y amena exposición de los temas, hacen de este libro un referente a tener en cuenta.

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